Mudarse a Francia es, para muchos, un sueño. Vivir rodeado de historia, arte, gastronomía y esa elegancia tan particular que tiene la cultura francesa suena fascinante, ¿verdad? Pero detrás del encanto de los croissants recién horneados y los paseos por los bulevares, hay una pregunta práctica que casi todos se hacen antes de dar el paso: ¿qué nivel de francés necesito para vivir en Francia?
La respuesta no es tan simple como un número o una letra. Depende de lo que quieras hacer allá, del tipo de vida que planees llevar y de tu disposición para adaptarte. En Wanders Idiomas lo hemos visto muchas veces: no todos los que se mudan a Francia tienen el mismo objetivo, ni las mismas necesidades lingüísticas.
Aun así, hay algunos puntos clave que te ayudarán a tener una idea clara de lo que se espera y, sobre todo, de lo que te hará sentir más cómodo al llegar.
1. El francés básico: sobrevivir está bien, pero ¿es suficiente?
Si tu objetivo inicial es “sobrevivir” —pedir comida, preguntar direcciones, saludar o hacer compras—, un nivel A2 puede ser suficiente al principio. Este nivel te permite manejarte en situaciones cotidianas y comprender frases simples.
Podrías mantener una conversación breve con un vecino, entender los letreros del transporte público y comunicarte en una tienda sin demasiados problemas. Pero también es cierto que, con un nivel A2, la vida puede volverse un poco limitada.
A veces entenderás solo fragmentos de las conversaciones, te costará seguir las películas o los trámites administrativos, y te sentirás un poco fuera del contexto. No pasa nada, todos hemos estado ahí. Pero si tu meta es quedarte por largo tiempo o integrarte de verdad, te convendrá avanzar un poco más.
Y ahí surge la duda: ¿Cuánto más?
2. El nivel intermedio: cuando empiezas a sentirte parte
El nivel B1, o lo que podríamos llamar un “intermedio sólido”, es probablemente el mínimo recomendable para vivir cómodamente en Francia. Con este nivel puedes expresar tus ideas, comprender conversaciones más complejas y defenderte en casi cualquier situación del día a día.
Podrás abrir una cuenta bancaria, hablar con tu casero, hacer trámites en la mairie (el ayuntamiento) o incluso mantener una charla informal con tus compañeros de trabajo. Es el punto en el que dejas de “traducir” todo mentalmente y empiezas a pensar en francés, aunque sea en frases cortas. En Wanders Idiomas decimos que el nivel B1 es cuando el francés empieza a “vivir en ti”. Ya no dependes del diccionario para cada palabra, y aunque todavía cometas errores, la comunicación fluye.
Ahora bien, si lo que buscas es trabajar en un entorno profesional, estudiar o establecerte a largo plazo, lo ideal sería apuntar un poco más alto.
3. El nivel intermedio alto o avanzado: integrarte de verdad
El nivel B2 es, por lo general, el que se exige para trabajar o estudiar en Francia. Con un B2 puedes entender la mayoría de los textos y conversaciones, expresar opiniones con argumentos, y desenvolverte con naturalidad en ambientes sociales y laborales.
En otras palabras, ya no solo “vives en Francia”, sino que formas parte de ella. Puedes entender el humor local, participar en reuniones, seguir las noticias y, lo más importante, conectar con las personas.
Muchos de nuestros alumnado en Wanders Idiomas nos dicen que llegar a este nivel fue el punto de inflexión: pasaron de sentirse extranjeros a sentirse integrados. Y no es solo una cuestión lingüística, es emocional. Porque hablar bien el idioma del país donde vives te da independencia, confianza y sentido de pertenencia.
4. Los niveles más altos: cuando el francés se vuelve natural
A partir del C1, el francés deja de ser un esfuerzo consciente. Puedes leer artículos complejos, escribir correos formales, entender películas sin subtítulos y expresar matices con naturalidad. Este nivel es ideal para quienes planean hacer estudios universitarios o desempeñar trabajos especializados.
El C2, por su parte, es prácticamente el dominio total del idioma, un nivel que te acerca al de un hablante nativo. No todos lo necesitan, claro, pero muchos lo alcanzan con el tiempo, sobre todo si viven varios años en Francia y usan el idioma a diario.
Aunque, siendo sinceros, ¿acaso alguien deja de aprender un idioma del todo? A veces pienso que el aprendizaje de una lengua nunca se termina del todo. Siempre hay algo nuevo que descubrir: una expresión, una entonación, una palabra que cambia de sentido según la región.
5. Más allá del nivel: adaptarte al idioma real
Algo que pocos mencionan es que vivir en Francia no es solo hablar francés, es entender la cultura del idioma. Las frases cortas, los gestos, la cortesía, el tono… Todo eso influye tanto como la gramática.
Por eso, en Wanders Idiomas insistimos en enseñar el francés práctico, el que realmente se usa en lo cotidiano, en el trabajo, en los cafés. Porque no es lo mismo estudiar para un examen que vivir la experiencia cotidiana.
Puedes tener un B2 perfecto en papel, pero si no entiendes un “bah, ouais” dicho con prisa, o un “ça va, tranquille?” entre amigos, te perderás parte de la esencia del idioma.
6. El consejo más importante: empieza antes de llegar
Si estás planeando mudarte a Francia, no esperes a estar allá para empezar a aprender. Cuanto antes empieces, mejor te adaptarás. En Wanders Idiomas, muchos estudiantes que se prepararon con nosotros antes de viajar nos cuentan que llegar con una base sólida les cambió la experiencia por completo. Les permitió desenvolverse desde el primer día, hacer amistades más rápido y sentirse más seguros. Porque aprender francés no es solo una herramienta práctica, es la llave que abre las puertas a una vida nueva.
7. Entonces, ¿qué nivel necesitas realmente?
Podríamos decir que A2 te permite sobrevivir, B1 te permite vivir, y B2 te permite integrarte. A partir de ahí, el cielo es el límite. Pero más allá de los niveles, lo esencial es tu actitud. Tu curiosidad, tu constancia, tu disposición a equivocarte y seguir adelante. En el fondo, el idioma se aprende tanto en las aulas como en la vida diaria.
Y si te preguntas por dónde empezar, en Wanders Idiomas te acompañamos paso a paso. Con clases adaptadas a tu ritmo, profesorado especializado y un enfoque que combina lo académico con lo cultural, te ayudamos a llegar a ese punto en el que no solo hablas francés… sino que lo vives. Porque vivir en Francia no es solo mudarse de país, es aprender a pensar, sentir y soñar en otro idioma.









